El patio de la escuela es de tierra y se convierte en un lodazal durante las lluvias, lo que impide que los niños jueguen al aire libre. Esta situación no solo limita su actividad física y social, sino que también representa un riesgo para su salud al aumentar la posibilidad de enfermedades. Además, puede causar caídas y lesiones, creando un ambiente inseguro. La falta de un espacio adecuado para el recreo afecta la motivación y el rendimiento académico de los estudiantes. Es esencial abordar este problema para garantizar un entorno escolar seguro y saludable.